Escape



Ella vuelve a caminar por las sombras conocidas de la casa. Contagiosa, una fiebre la consume por encontrar la llave del altillo, donde no huele a jabón como el resto del orden limpio. Se asoma por la ventana, lejos, oye una música de azúcar y se va, con las alas rotas, sin mirar hacia atrás, sobre una alfombra mágica.

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